sábado, 27 de junio de 2009

Deseaba ardientemente no saber ya nada más sobre sí mismo, quedarse en paz, estar muerto. ¡Como no lo fulminaba un rayo o lo devoraba algún tigre!¡Si al menos hubiera un vino, algún veneno que lo aletargara, sumiéndolo en el olvido y en un sueño sin despertar! Pues ¿existía acaso una inmundicia con la que no se hubiera mancillado, algún pecado o locura que no hubiera cometido, algún vacío espiritual que no hubiera cargado a cuestas?¿Era posible continuar viviendo? ¿Era posible seguir aspirando y espirando aire en forma ininterrumpida, volver a sentir hambre, comer y dormir nuevamente, acostarse con mujeres? Aquel ciclo vital ¿no se había cerrado definitivamente?.

No hay comentarios:

Publicar un comentario