sábado, 12 de septiembre de 2009

Fue aquel momento cuando conseguí aguantar el acero de Madrid, el barro y el vino, cuando mi ropa sucia dejó de molestarme, dejé de besar a los negros labios del tabaco y mi aura negra se fue disipando, cuando vi que había tocado fondo en aquel mundo pervertido y surrealista, lleno de plumas, bufones y psicodelia terrorífica, del que había salido, de aquella noche de verano tan cruel y tan pobre, cuando me vi solo y sin hogar, cuando al llegar a mi lugar la gente me miraba con inquietud y las puertas de mi habitación se abrían. Fue el momento en el que me vi arropado en un lugar extraño y frío, un frió congelante pero esperanzador, tras el largo sueño del muerto que renace, me di cuenta de que mi corazón volvía a latir como antes fue aquel momento, cuando el alba me dijo que partir de aquel momento:

-Todo saldrá bien.

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